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Las altas temperaturas en verano, especialmente en Paraguay, con la intensa radiación directa e indirecta más la humedad, son factores ambientales que imponen estrés calórico en el ganado y, por ende, desembocan en pérdidas económicas para el productor. En esta nota te presentamos algunas recomendaciones para prevenir sus
efectos y preservar el bienestar del bovino.
“El estrés calórico afecta negativamente la rentabilidad y la viabilidad económica de la actividad ganadera de cualquier país, ya que incide en la productividad, aptitud reproductiva y sanidad de los bovinos”, refiere Juan Carlos Martínez, gerente técnico de Brangus Paraguay.
Se conoce como estrés calórico al conjunto de cambios que se desencadenan en los animales en ambientes con elevada temperatura, que llevan a una disminución en la eficiencia. En este sentido, lo principal es identificar los riesgos y atenuarlos a tiempo.
Los signos que pueden observarse en los bovinos son el aumento de la frecuencia respiratoria y del consumo de agua, así como la búsqueda de sombra. “Produce efectos nocivos sobre la gametogénesis, los pulsos hormonales, la expresión del celo, el ovocito, la fecundación, la implantación, el desarrollo embrionario y el metabolismo basal, inclusive en la respuesta a la alteración funcional del eje neuroendocrino”, explicó Martínez.
Como medida de prevención, el profesional señaló que se debe proveer espacios de sombra suficiente para el rodeo, proporcionar agua fresca, limpia y abundante. “También que los bebederos estén siempre cerca de los animales y en lo posible evitar manejos estresantes durante las horas calurosas”, agregó.
Aunque un día de estrés calórico representa un día de pérdida para el productor, si se toman las precauciones necesarias el impacto negativo en el rebaño no será una preocupación.
2023-02-09